Pablo Lyle y Alfredo Adame: dos casos en los que la ira ha sido un común denominador

Pablo Lyle, gestures gratitude towards family members as they appeared in court. Judge Maria Tinkler Mendez ruled against a new trial for Mexican actor Pablo Lyle as he, his family, lawyers, and members of the media gathered in Courtroom 4-6 at the Richard E. Gerstein Justice Building in Miami, Florida on Monday, Dec. 12, 2022. (Carl Juste/Miami Herald/Tribune News Service via Getty Images)
El actor Pablo Lyle durante una de las audiencias en el juicio en su contra por homicidio involuntario ocurrido en 2019 (Carl Juste/Miami Herald/Tribune News Service vía Getty Images).

Pablo Lyle y Alfredo Adame en sí no tienen nada en común salvo ser mexicanos y actores. Pero cada uno ha protagonizado incidentes cuasi similares con consecuencias diferentes: el primero ha vivido desde hace casi cuatro años un proceso legal originado tras un incidente vial por el que una persona murió; el segundo, tristemente protagoniza cada tiempo confrontaciones en vías públicas en las que él siempre ha llevado la peor parte.

En 2019 Lyle, en un acto de rabia, soltó un golpe a un hombre sexagenario que días después murió en un hospital por una lesión cerebral causada por el traumatismo en Miami. Por aquella agresión ha recibido una sentencia de 5 años en prisión estatal, seguidos de un periodo de 8 años de libertad condicional, además deberá acudir a clases de resolución de conflictos y control de ira más 500 horas de servicio comunitario.

Un día antes de la sentencia del actor de Mirreyes vs Godínez, su compatriota Adame recibió severa tunda que lo dejó tirado en plena calle tratando de cubrirse de los golpes de otro hombre y con una herida en la cabeza, sin que nadie intervinera para socorrerle. Le ha parecido tan natural este tipo de actitudes que con sus lesiones abiertas, viajó en avión donde recibió atención médica y ha amenazado con iniciar un proceso contra quien dice fueron sus agresores.

En las redes sociales muchos coinciden que ambos tienen problemas de control de ira, pero al menos uno de ellos ha mostrado arrepentimiento de esos actos y es el caso de Lyle.

La jueza Marisa Tinkler Méndez lo ha enfatizado en varias ocasiones durante la lectura previo a la sentencia, dijo que no desea convertirlo en un ejemplo pero que hay varias lecciones por aprender. "Yo creo (en mi autoridad como Corte) que el señor Lyle actuó no por temor, sino por su carácter, con rabia. No creo que este sea el carácter de Pablo Lyle (...), pero lo que hizo fue un acto de violencia. (Ya sean) 18 o 100 años de cárcel, el señor Lyle siempre llevará sobre sí la carga de que sus acciones causaron la muerte de un ser humano", explicó.

Cómo resuelva conflictos en un futuro, señor Lyle, creo que nunca será igual como lo que hizo ese día, y lo que hizo antes de ese día, para eso hará falta valor y fortaleza.Jueza Marisa Tinkler Méndez

"Al cumplir la sentencia que se le imponga, el señor Lyle podrá tener tiempo para aprender de lo sucedido y pensar en la terrible decisión que tomó ese día respondiendo a la rabia (...) fue la peor decisión en la vida", ha agregado Tinkler Méndez.

No es el caso de Alfredo Adame, quien además de no haber enfrentado —hasta ahora— a ninguna autoridad, nunca ha mostrado arrepentimiento de su conducta agresiva; es más, hizo de su violencia un negocio y vender mentadas de madre, "no me arrepiento en lo más mínimo y absoluto, desde el día que se las aventé hasta el día de hoy no me arrepiento, porque eso me hizo una popularidad impresionante", dijo.

"No me arrepiento" parece la frase más citada en sus entrevistas cuando le cuestionan sobre su explosividad.

En una entrevista con el programa Ventaneando a principios de año, el conductor consideró absurdo que a su edad trate de modificar su manera de ser y, además, siente que no tiene nada que corregir. Que aunque lo tachen de busca pleitos, él no es así y cree que la gente lo busca para provocarlo y así colgarse de su fama. Agregó que este 2023 no sería diferente a los anteriores y que seguiría beneficiándose de los escándalos.

Parece irlo cumpliendo al pie de la lettra, pues tras su última pelea callejera, ha dicho que él fue quien la inició tras un reclamo de un automovilista. "El cuate saca un tubo, voy a mi coche y saco mi tubo, le metí cuatro tubazos, hasta que tres me someten. Me hice una rajada, pero más bien fui yo con mi coche", dijo en sus primeras declaraciones, sin aceptar lo que es claro en las imágenes: fue víctima y que no ha logrado controlar su ira.

Y aunque varios han mostrado preocupación por su conducta, nadie parece hacerlo cambiar de parecer (Maryfer Centeno hizo un análisis de su anterior conflicto, el cual no le agradó) y cada día parecen ir desvaneciéndose las esperanzas.

Dos casos en los que la ira ha ganado a la razón, pero solo uno sometido a la justicia: Lyle se ha confesado ante la familia de Juan Ricardo Hernández, pidiéndoles perdón y deseándoles que encuentren paz; Adame, esperando un nuevo duelo para mantenerse como tema.

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