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La Voz Argentina: casi abandona el casting porque se sintió discriminado y luego Ricardo Montaner lo fulminó

Este jueves, continuaron las audiciones a ciegas en La Voz Argentina
Este jueves, continuaron las audiciones a ciegas en La Voz Argentina - Créditos: @Gentileza Tefele

A medida que avanzan las audiciones a ciegas en La Voz Argentina, cada vez son menos las plazas que quedan disponibles en cada uno de los equipos. Por eso, los coaches se muestran cada vez más exigentes a la hora de hacer girar sus butacas, pero también en cada una de sus devoluciones.

Este jueves, Thomás Spagnol, un entrerriano de 18 años que comenzó a estudiar música desde los 6, fue el primero en probar suerte. En su caso, la canción elegida para su presentación fue “Cabildo y Juramento”, de Conociendo Rusia.

Al escucharlo, Lali Espósito y Soledad Pastorutti decidieron girar sus sillas en el mismo momento y luego se sumaron Ricardo Montaner y sus hijos Mau y Ricky. “Cuando te escuchaba, algo me decía que estabas tocando un instrumento, porque sin lugar a dudas, siempre decimos que el instrumento distrae a la hora de cantar”, observó el autor de “Cachita”, a pesar de que la noche del miércoles elogió al venezolano Alfredo, al que consideró un “música integral” por haberse acompañado por su guitarra.

“Sentí mucha afinidad con tu forma de cantar. Los tonos como el tuyo a mí me atraen mucho. Tienes una voz muy particular, una voz de antihéroe; una voz de esas tan bellas que sirven para estar en una fogata con los amigos y las amigas, cantando en familia. Tienes la típica voz que se mete en la gente con mucha facilidad”, siguió Montanter.

“A mí me resultaste muy agradable y compro el combo con guitarra y todo”, se diferenció Soledad. Y continuó: “Sinceramente, no me diste lugar a la duda. Siempre me doy vuelta cerca del final, pero me resultó muy agradable tu manera de cantar, muy amistosa, muy cariñosa, muy cálida”.

Mau, a su vez, quiso saber cuál es el sueño más grande del participante. “Sin dudas, mi sueño más grande viene de la mano de la música, porque es lo que hago desde chiquito. Es mi manera de expresarme y lo que me gusta. Yo disfruté de chico mucho a Gustavo Cerati, por ejemplo, y mi sueño es poder llegar a hacer que la gente disfrute de lo que hago de la misma manera que disfruté yo de su arte. Poder aportar y vivir de esto sería mi sueño”, respondió Thomás.

“Tenés un porte y una tranquilidad que la tienen solo tienen los artistas de corazón. En un programa como este, y es algo que suele pasar siempre en un medio masivo como la televisión, se mezcla mucho el afán de la fama, de ser reconocido, y a veces queda detrás el por qué se es reconocido. A mí, por ejemplo, mucha gente me pregunta qué se siente ser famosa. Y es algo que no sé ni lo analizo. No es el centro de mi vida, es una consecuencia de mi tarea, de mi laburo. Eso da tranquilidad y hace que uno se mueva por la vida con mucho relax, porque el foco está en tu pieza artística, en una canción, en un show, en un disco completo”, reflexionó Lali.

Tras escuchar las palabras de los cuatro coaches, Thomás tomó una determinación: formar parte del equipo de Lali. Antes de despedirse, brindó una breve versión de “Juego de seducción”, de Soda Stereo.

Desde Lanús, provincia de Buenos Aires, llegó la segunda concursante de la noche, Victoria Fernández, una joven de 21 años que estudia canto desde hace una década. Para su audición a ciegas, Victoria eligió uno de los grandes éxitos de Blondie, “Heart of Glass”.

A pesar de que ninguno de los coaches giraron sus sillas, tras su presentación recibió varios elogios. “¡Un temazo! Qué bueno que lo trajiste. Es un gran tema que versionó Miley Cirus y se lo trajo a la gente joven de vuelta. Entiendo que esta versión es la de Miley”, comenzó Lali su devolución. Y agregó: “Tuve dos problemas con tu presentación. El primero es que encontré tu versión muy igual estructuralmente a la de Miley. Y ella la canta con tal potencia, con tanto rock en su voz, que tenía la impresión de que te faltaba un empujón, faltaba mucho power. Sentí que te ganaba la canción. Claramente, cantás bonito, tenés una voz linda y limpia. Me gustó tu voz, pero la interpretación no logró emocionarme al punto de hacerme apretar el botón”.

“Siento que la cantaste muy bonito”, indicó, a su vez, Ricky. “Estamos en un momento de la competencia en la que escuchamos tantas voces que esperamos el momento de la presentación que nos sorprenda y nos haga apretar el botón. A veces, un minuto y medio se hace corto para conseguir ese momento”, explicó. Su hermano acotó: “Estarás pensando: ‘No se dieron vuelta’, pero no es difícil agregar lo que nos faltó. No te vayas desanimada, solo tienes que agregar lo que te pedimos y puedes volver”.

“Ya tomaste una decisión: vas a ser artista. Esta fue una instancia que no es otra cosa que un ensayo para lo que viene. Tú sal de aquí con la seguridad y la tranquilidad de que vas a ser artista pase lo que pase”, le recomendó Montaner.

Luego llegó el turno de que Nuria Dutour, una porteña de 31 años, mostrara su talento sobre el escenario. “El amor por la música ya viene de familia. Mi nona es pianista y cantante, una de las primeras cantantes de jazz de este país, y mi bisabuelo es guitarrista, y yo empecé a los 8 años en el Coro del Teatro Colón. Tuve una formación lírica al principio y a los 14 empecé un secundario de música especializado”, explicó en su clip de presentación.

El tema que eligió cantar fue “Love Again”, de Dua Lipa. Su prolija y sentida interpretación logró convencer a Soledad y a Montaner, que giraron sus butacas al unísono ni bien comenzó a cantar una de las estrofas de la canción en castellano. Al final del tema, se sumó Lali. Pero Soledad fue bloqueada por el autor de “Déjame llorar” y quedó así fuera de competencia.

De todos modos, el “Tifón de Arequito” quiso dedicarle unas palabras: “Tenés una voz hermosa, sobre todo cuando vas a los agudos. En los graves noté algunas cositas, pero es normal porque a nosotras nos cuesta más cantar en esa frecuencia. Pero lo hiciste espectacular. ¡Estoy con una bronca!”.

Montaner, en tanto, indicó: “En la segunda mitad de la canción, comenzó a desarrollar un poco más la verdadera voz que tiene. El caso es que nos gustó mucho a nosotros tres”.

“Te voy a decir la verdad: cuando empezaste a cantar, no me iba a dar vuelta. Dije: ‘¡Qué buena propuesta!’. Estabas desacertada en muchas decisiones, creo que el nervio te hacía estar con poquito aire y por ende con poquita potencia. Pero a partir de la mitad, descubrí la potencia de tu voz, principalmente, y ahí entendí la buena versión que estabas haciendo. Eso habla muy bien de vos. Hay gente que comienza complicado y se mantiene complicado hasta el final, no puede desengancharse de ese error y vos te desenganchaste de eso y brillaste un montón hacia el final. Con eso, demostrás tu calidad artística”, agregó Lali. A la hora de elegir, la participante sorprendió a todos al elegir a Montaner.

Un rosarino de 45 años, Gustavo Churruarín, fue el siguiente concursante. En su presentación, explicó que trabaja como plomero, gasista y realiza reformas y reparaciones, pero cuando puede le dedica tiempo a su verdadera pasión, el canto. “Tengo que apaciguar un poco la bohemia porque hay que ser responsable y yo tengo una familia y hay que ir adelante con eso”, explicó.

Su hija Nicanora, de 6 años, le pidió que se anotara en el casting del programa, pero cuando estaba por audicionar, escuchó que alguien decía: “¿Esta es La Voz de los abuelos?”, y no le gustó el comentario. “Y dije: Me parece que me tengo que ir. Pero después empezaron a cantar un chico y una chica y me quedé mirándolos, tomando unos mates. Hasta que vinieron unas chicas y nos dijeron que teníamos que hacer la fila para entrar, y entré”, rememoró.

En su audición, optó por versionar el tema “Se nos rompió el amor”, de Manuel Alejandro. Ninguno de los coaches giraron sus sillas, a pesar de que Soledad consideró que tenía buena voz. Montanter, en tanto, disparó: “Te tengo que decir algo... Esa canción, que cantaba Rocío Jurado, lo hacía desde el desgarro mismo. Tienes una voz bonita, pero no creíste para nada en lo que estabas cantando. No te metiste en eso. Cantas melódicamente correcto, pero tienes que meterte en la historia. Creerte esa vaina”.

Otra porteña, Micaela Sotera, de 25 años, fue la siguiente en probar suerte. “Siempre estuve vinculada con el arte, porque hacía otras cosas, pero a los 15 comencé a cantar y a tocar la guitarra. Hoy cada una tiene su proyecto, pero con mi hermana tuvimos un dúo que nos llevó a tocar en la trastienda de festivales importantes, y de esa experiencia aprendimos un montón”, relató.

“Si se dan vuelta todos, me gustaría ir con Lali, porque me encanta su energía y creo que podría ser mi amiga. Y si no, con Mau y Ricky, porque hay algo de la hermandad que hace que los vea parecidos a mi hermana y a mí”, reveló luego. A la hora de cantar, eligió acompañarse de su guitarra para brindar una versión del tango “Por una cabeza”, de Carlos Gardel.

En el último acorde, se escuchó a Mau diciéndole a su hermano: “Se merece estar aquí”. Ricky, entonces, apretó el botón y giró las butacas de ambos. “Se nota que amas la música y que le dedicas el cien por ciento de tu tiempo y de tu esfuerzo”, expresó el hijo mayor de Montaner y Marlene Rodríguez Miranda. Para despedirse, Micaela cantó unas estrofas de “Vámonos de viaje”, de Bándalos Chinos, recibiendo el cálido aplauso del público que se encontraba en el estudio.

La anteúltima aspirante de la noche fue Celeste, otra porteña, en este caso de 31 años, hermana de la periodista Majo Martino y del actor Juan Manuel Martino.

“La primera vez que subí a un escenario estaba muy nerviosa y canté todo el repertorio dada vuelta, de espaldas al público. Hice lo que pude, con un dolor de panza que me quería morir”, contó entre risas. Luego, le dedicó su audición a “Bochita”, su madre fallecida el año pasado.

La canción elegida por Celeste fue “Sway”, en la versión de Michael Bublé y quien decidió girar su butaca para verla, y reclamarla como parte de su equipo, fue Soledad. Antes de despedirse, cantó unas estrofas de “Cucurrucucú paloma”, de Pedro Infante y se llevó los elogios de todos los coaches.

Para el final quedó el rosarino Agustin Reyna, de 24 años. “mi viejo es músico; tocaba el trombón y mi casa fue siempre un cambalache de mucha música”, explicó. En su audición, eligió interpreta “I Will Always Love You”, de Dolly Parton, en la versión de Whitney Houston.

Durante toda la presentación, Montaner ponderó la afinación del partipante, pero ninguno de los coaches se mostró interesado en contar con su presencia en sus teams. “Eres afinadísimo. Perfectamente afinado. Lo único que a mi me preocupó, pensando en mi equipo, es que prácticamente toda la canción está hecha en falsete. No mostraste tu voz natural y no pude sacar una conclusión clara”, indicó Montanter, y le pidió que cantara otro tema, pero con su voz natural. Al escucharlo cantar “Sabor a mí”, el coach explicó: “Me acabas de dar la razón. El falsete es un recurso, al cual se va y se regresa. No es al revés”.

Si bien Agustín se tomó muy bien las devoluciones, su madre, que se encontraba junto a Marley a un costado del escenario, expresó ofuscada: “Vos estuviste espectacular, hijo. Se lo perdieron”.